Adentro
Miro para dentro.
Formas vagas se retuercen en la oscuridad. Dos de ellas
bailan enlazadas. ¿O quizás, se pelan?
No sé muy bien.
A una decido llamarla Enfado. Cuando se encrespa, su nombre cambia y se llama Furia. Cuando se
encoge y toma prestado del Asco, la
llamo Disgusto.
La otra es más difusa y no se mueve tanto. Está allí
presente. Segura de sí misma. Decido llamarla Tristeza. Cuando se carga de
agua, la llamo Pena. Cuando se seca, Desesperanza.
Concentro la mirada y adivino una tercera forma. Está al
acecho. Tan quieta que parece paralizada. Es más oscura. No para de cambiar de
semblanza. Es silenciosa y sin embargo, grita. Su grito es su nombre. La oigo. Se
llama Miedo.
Ya no puedo mirar para dentro
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